La UE refuerza sus relaciones con otros países en un intento por mejorar su autonomía estratégica y liberarse de dependencias que puedan resultar dañinas. El último acuerdo fraguado es el de libre comercio entre la UE y los países que componen Mercosur. Tras más de dos décadas de tiras y afloja, finalmente ambas regiones han sellado este viernes el acuerdo para liberalizar las relaciones comerciales.
“Este acuerdo no es solo una oportunidad económica sino una necesidad política”, ha indicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en rueda de prensa. Apuntó que, si la tendencia global apunta a la fragmentación y al asilamiento, este acuerdo es la respuesta contraria: “este acuerdo es nuestra respuesta clara. Estamos juntos en un escenario global como socios”.
La alianza entre el bloque comunitario y los países que componen Mercosur, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay ha costado 20 años. En esta última etapa, las principales tiranteces radicaban, precisamente, en las exigencias medioambientales que se les imponen a los productores europeos y que no se trasladarían a los países de América Latina. El sector primario comunitario se ponía en pie de guerra ante la amenaza de que la eliminación arancelaria supusiera una ventaja competitiva para los países de Mercosur.
Pese al principio de acuerdo alcanzado en 2019, las tensiones y el rechazo de los productores europeos se trasladaron a la mesa de negociación en forma de un anexo que planteaba las mismas condiciones para los productores de Mercosur que para los comunitarios. Finalmente, el documento recoge la posibilidad de suspender la alianza si uno de los países se sale del Acuerdo de París, también el compromiso de los países de Mercosur de terminar con la deforestación en 2030 o, siguiendo las bases de la Organización Mundial del Comercio, la posibilidad de tomar medidas si uno de los países toma una decisión que perjudique al compromiso, a modo de medida compensatoria.
Si el comercio con la región estaba sujeto a aranceles de entre el 10% y el 35%, el acuerdo supone la supresión de estas tasas para productos como el aceite de oliva (el producto español más exportado a la región), el vino o el queso. También elimina las tarifas a las importaciones de materias primas de Argentina, como el níquel o el cobre, especialmente relevantes para la transición energética de la UE.
La alianza sellada parte de una propuesta de la Comisión Europea. Deberá ser ratificada, todavía, por los veintisiete Estados miembro y el Parlamento Europeo. Francia, Países Bajos, Polonia y Austria han manifestado sus reticencias, sin embargo, necesitan el apoyo de un Estado miembro más para alcanzar la minoría de bloqueo necesaria en términos de representación de población
En este caso la de una Italia con sentimientos encontrados, para sumar ese veto que requiere de 4 países y el 35% de la población de la UE. Roma considera que el acuerdo debe fijar las mismas condiciones legales para los trabajadores al otro lado del Atlántico y las mismas condiciones medioambientales.
El rechazo de Francia, no obstante, persiste. El campo galo ha sido uno de los más vocales al oponerse al acuerdo apuntando a una bajada de precios y la competencia desleal. Su presidente, Emmanuel Macron, defendía que redundaría en que los estándares de producción en la UE bajarían a los niveles de estos países.
Por su parte Alemania, y otros diez Estados miembro, se posicionan entre los que ven más ventajas que inconvenientes sobre este acuerdo Se trata de abrir un mercado a una industria automovilística fuertemente dañada, en un momento en el que China avanza por establecerse con solidez en el mercado de América Latina. A todo ello se suma la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, que extiende la sombra de posibles aranceles a la UE y por tanto, de tensar las relaciones comerciales con el principal socio comercial de la UE.
Se espera que el acuerdo liberalice el 99% del comercio agrícola de la UE y que abra su mercado al 88% de los bienes agrarios comunitarios. Las exportaciones agroalimentarias y pesqueras españolas a Mercosur aumentaron en valor el 5,4% anual en 2023, hasta los 420 millones de euros, mientras que las importaciones disminuyeron el 29,4% (4.094 millones).
El déficit comercial de España creció el 32%, situándose en 3.674 millones, según un reciente análisis del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Los productos españoles más exportados en 2023 fueron el aceite de oliva, el vino y el mosto, y las frutas de hueso; por el lado de las importaciones destacaron las habas y tortas de soja, y el maíz.
Von der Leyen ha detallado que este acuerdo “implica más puestos trabajos, mejores puestos trabajos, más opciones y mejores precios”, al tiempo, elimina “las barreras” y permite “las inversiones” para 30.000 pequeñas y medianas empresas que exportan a la región latinoamericana. Así, ha asegurado que fortalecerá a ambas partes, “desarrollará industrias estratégicas y creará puestos de trabajo a ambos lados del Atlántico”.
Previamente a su llegada a la Cumbre Mercosur en Montevideo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, indicó que el pacto permitirá crear un mercado de 270.000 millones de personas. “El mayor acuerdo de comercio e inversión jamás visto”, dijo en la red social X, antigua Twitter.
Fuente: Revista El Economista